LA ESPAÑA VACIADA (selección)

 


Mi trabajo fotográfico me adentra en lugares, con los que me identifico y empatizo, a través del movimiento o creando la escena en la que me incluyo.

 

Cuando viajo por los lugares de mis ancestros, la visión de los muros, de los portones de las casas, me parecen lienzos que muestran la historia de lo que fue y ya no es. La llamamos la España vaciada y no vacía, porque tuvo y fue y ya no tiene y no es, debido a la acción e inacción del ser humano. Una tragedia que se ha ido fraguando, desprotegiendo toda una vida de paisajes y paisanajes. El tiempo seca y oxida. No hay futuro si olvidamos el pasado.

Fotografiarme delante de estos lienzos me une más aún a mis ancestros con un hilo invisible. Los muros agrietados, las casas abandonadas con el mobiliario dentro, y sus escudos familiares, rezuman historias invisibles. Y no puedo evitar sentir la conexión con aquellas mujeres del campo, que también lo eran de sus hogares y de sus familias, mujeres cuyo trabajo nunca fue reconocido. Ese desarraigo femenino, la falta de atención y la discriminación hacia las mujeres de los pueblos, contribuyen inevitablemente, a la despoblación.

Creo que es urgente reivindicar proyectos de vida, Valorar nuestra posición con respecto a nuestros orígenes, que la tierra nos sirva de soporte ante la superficialidad imperante.

 











Entre los muros del templo, entre los espacios altísimos y oscuros, el cuerpo espiritual, amenazado, busca su lugar. Busca la presencia, mientras aparecen imágenes de evolución y de retroceso. Lo que está oculto tiene que salir a la luz, en un anhelo de renovarse. El interior silencioso.